El lirio del sacrificio
La flor ardiente del corazón
YO SOY la juventud eterna. He aquí, desplegué mi nombre de la flor ardiente del corazón, similar a toda la belleza del lirio del sacrificio.
¡Qué hermoso es el que se ha convertido en el Buda! Por lo tanto, en él YO SOY y estoy muy contento.
Por consiguiente, patrocino a los Budas, al Señor Jesús, al Señor Maitreya, al Señor Gautama.
Y patrocino al santo que está en vuestro interior y entre vosotros, que se contentaría con ser la flor más pura y más bella de todos ellos, sin ser vista, pasando desapercibida, sin embargo, con todo el ímpetu del progreso de los ciclos cósmicos, preparándose para la hora de la crucifixión, apareciendo entonces como la más hermosa de todas las flores en la Tierra.
Nada más hermoso ha brotado para honrar la tumba donde Cristo yace, oh corazones benditos.
Por lo tanto, la vida elemental, al saber que el avatar está elaborando la fórmula cósmica del ser para cada parte de la vida, viene con mucho gusto para ser parte de su gloria.
“¿Queréis ser santo, amado mío?”, él pregunta. “Para ser la gloria del Buda, la gloria de Cristo, la gloria del corazón de una Madre, incluso la gloria de la Virgen Cósmica, cuya gloria ¿está en su deseo de que su amado se purifique y venga a casa?”.
¡Te amo!
Te amo
Con un amor que no morirá
Hasta que el sol se congele
Y la tierra envejezca
Y las hojas del Libro del Juicio transcurran.Es el voto, el voto interno,
De bodhisattvas que vienen
Para poner el lirio
A los pies de la Madre bendita.
¡Te amo!
Te amo
Con un amor que no morirá
Pero que vive y se entrega
Por siempre y para siempre
Como el lirio cala dorado y blanco
De vuestra vida en mi interior
Que enaltezco
El hermoso
El Compasivo.
Oh Madre, yo sería
El Buda donde estuviereis.
Así, los santos de Oriente y Occidente se colocan en redes y campos de fuerza alrededor del cuerpo místico de la Tierra cuando la proporción áurea procede desde el centro del corazón hacia el vasto más allá: cada santo cargando el lirio del santo, el portador de la antorcha de la llama de la Madre.
¿Sabíais, querido corazón, que el lirio es el adorno de la Madre y el símbolo bordado en su estandarte?
Ved cómo este elegido que ha preferido ser el primero entre los elementales, primero entre los devas del lirio, ha venido a montar el símbolo del estandarte, que las manos ocupadas puedan bordarlo y, al hacerlo, bordarlo en su propia vestimenta como sacerdotes y sacerdotisas que vuelven de Lemuria. Es el lirio lemuriano.
Entonces, como veis, seis pétalos del este y del oeste conforman esta hermosa llama.
Ambos lirios son para la resurrección, uno de la Madre y otro de su bendito hijo: el Rey de reyes, el Señor de señores.
Por tal motivo, hace mucho tiempo los devas de estos lirios de Pascua decidieron diseñar la flor que revelaría la estrella de seis puntas de David.
Y el oro en el centro y la llama trina: es la señal de la venida del Cristo, el signo de la imagen del hombre interno, incluso el hombre oculto del corazón, que emerge de la tumba para revelar, como arriba, así abajo, estos triángulos entrelazados del ser, que por siempre y para siempre revelaron que ¡YO SOY la Palabra viviente!
¡YO SOY el Señor Dios, cuya voz habéis escuchado y ahora escucháis!
Los ángeles están cantando las alabanzas de los santos.
Y vosotros, corazones benditos, son como este lirio, planeando, proyectando vuestra manifestación más pura y noble, el ápice de la vida divina, como la ofrenda suprema de esta, que para muchos es, la encarnación final.
Y hasta la completa gloria de la crucifixión y la resurrección, vuestra identidad permanece invisible, pasa desapercibida, hasta que un día el Señor camina en el jardín, como habéis caminado con él en su hora de Getsemaní.
Él viene al jardín. Él viene a los suyos.
Y arranca su lirio para el ritual de la ascensión.
¡Las flores de la ascensión son, anunciadoras!
Y hacen sonar la anunciación de cada iniciación, desde la inmaculada concepción de vuestro nacimiento en el corazón de la Madre hasta vuestro regreso victorioso.
El nacimiento en la tierra.
El nacimiento en el cielo.
Así venimos.
La luz búdica es la levadura de la llama de la Madre.
En el Treinta y Tres, en el Sublime, en el Elegido, y en el Cristo, YO SOY y estoy muy complacido.
¿Me permitiríais, de vez en cuando, utilizar vuestros cuerpos más burdos para manifestarme, incluso cuando uso el cuerpo de la mensajera para manifestarme ante vosotros?
Confío en que el rocío sobre el lirio es la Palabra que habláis en vuestro corazón: Si, mi Señor Sanat Kumara.
YO SOY la Juventud Eterna mediante la llama de la resurrección, y por el Espíritu, por nombre, por el centro de oro.
Es el cetro de la Palabra.
He aquí el símbolo de Brahmán con quien era la Palabra.
Contemplad el misterio de la vida.
Corazones preciados, hay un gran honor otorgado a este elemental que permanece, invisible a vuestra mirada, como el guardián de su creación.
El Ángel Deva envía gran fuego sagrado, una luz viviente que se manifiesta en estas esferas de Materia densa, para que sepáis que este resplandor de vela puro es tan condescendiente como mi brillo.
¿Si Dios puede obrar el milagro del lirio, por qué no puede obrar el milagro de mi propio Ser convirtiéndose con ternura en la carne en vuestro interior al paso de los días?
Ved cómo algunos dan por sentado el mayor milagro de toda la vida: el desplegar de las flores.
Que es la señal del florecimiento de la Cristeidad, la Budeidad, la Maternidad.
De hecho, vosotros, mis amados, sois el gran milagro de la luz del tiempo de Pascua que proviene de las costas del Gran Sol Central hasta las costas del avatar.
YO SOY Sanat Kumara
Brahma hecho Uno.
18-4-81 Cámelot. Vol. 24 No. 21
Amado Sanat Kumara – 24 de mayo de 1981
La fiesta de la Llama de la Resurrección VI